El Barcelona entenderá por fin que la recta final de la temporada no será ni más fácil, sobre todo cuando enfrente tiene difíciles paradas ante equipos que desde siempre plantan cara cuando enfrentan al cuadro catalán.
El Celta no fue un rival fácil, y no sólo lo tuvo de cara si no que además, rememoró al equipo que se impuso en el Camp Nou en la primera vuelta.
Ni los Messi, Neymar y Suárez tuvieron su mejor noche, con poco brillo y deslucidos, como todo el equipo, a medio gas y jugando más por la sombra que por la luz, en cambio, en la acera del frente, un Celta entusiasmado y encarador, que le disputó el partido a los de Luis Enrique, con más lucha y fútbol que pareció que el Barcelona hoy vestía de celeste.
Con una transición de balón con más pena que gloria, el Barca hoy, no anduvo fino, y en esas deslucidas noches, ganó el Celta que contó con varias ocasiones para abrir la lata, pero lejos de ser eficaz, perdonó y deslumbró las carencias rematadoras cuando el rival está a punto de tocar la lona. Y esto lo terminó pagando a un precio demasiado alto.
Si el tridente MSN no apareció, y si lo estuvo, fue fallón e intermitente, el llamado a poner la calma fue Xavi, el eterno hilvanador del juego, el que pone el tempo y el ritmo, ese jugador que pareciera que se va pero que se queda, que no termina de decidir si colgar las botas en el Barca o poner punto final a su carrera en otros horizontes, ese mismo para el que parece que no hay aún un recambio de nivel igual o superior, y que es capaz de destrabar un encuentro tan solo con el manejo del mediocampo.
Y digo “tan solo” porque gracias a su visión y conexión con los dos extremos de su equipo fue capaz de poner el orden y la calma al vertical ritmo que había en la cancha y a la falta de juego de su equipo. Además, de sus botas salió la asistencia para el único gol del encuentro, ese anotado por Mathieu, que está que se sale con goles en forma consecutiva y que, sumado a su lucha en defensa viene consolidándose en la zaga azulgrana (para honra de Zubi).
Así, el Barca sacó a flote un encuentro encharcado y difícil, el primero de los que aún le restan por dirimir
