Corren malos tiempos para la selección española, y en el recuerdo solo quedan las noches brillantes en la Euro y el Mundial, en las que los Torres, Xavi, Iniesta, Busquets o Puyol, formaban la columna vertebral de un equipo campeón que logró hacerse un puesto en la lista de las mejores selecciones del mundo.
Ahora, el panorama es muy distinto y el recambio generacional tocó a las puertas de la selección española. Del Bosque, con muchos cambios respecto de su equipo campeón afrontó el duelo de medirse ante Holanda en un amistoso que rememoró los fantasmas del mundial de Brasil, con aquella goleada en la que España reafirmó su fin de la época dorada.
En el platillo de Amsterdam, los de Del Bosque tuvieron un atisbo de esa goleada, cuando en apenas tres minutos, los holandeses ya lo ganaban 2-0, pero España tiraría del orgullo y con más intención de evitar una nueva catástrofe, se fue arriba a generar peligro e intentar marcar. Lo mereció pero no consiguió. O bien sí, pero el tanto de Silva fue anulado por fuera de juego.
Del Bosque y los suyos padecen los malos síntomas de la transición, una enfermedad que aqueja a cualquier equipo, sobre todo cuando no se tiene una planificación para afrontar tal momento. Así España sobrevive en partidos oficiales, mientras, en los amistosos, la historia es muy diferente.