Con la renta conseguida en el encuentro de ida, el Barcelona nunca vio peligrar su clasificación ante un Manchester City que presume de calidad, buen juego y ofensiva explosiva, pero que en los momentos decisivos retrocede dos o tres escalones y termina quedándose fuera de competiciones europeas.
No hubo juego furioso, como lo presagiaban los jugadores del City, más vistoso y brillante fue el juego del Barça que con un Messi espectacular dejó fuera a los citizens de Pellegrini, que hicieron apenas lo mínimo para intentar acceder a la siguiente ronda. Y es que los citizens pueden presumir de pegada y posesión, pero ante rivales decididos y que ofrecen fútbol en similares parámetros, se ahoga y se asifixa y termina muriendo sin siquiera desenfundar sus armas.
Lo de Messi da para enmarcarlo, caño por aquí y por allá, solo le faltó el gol, presente en cada jugada y decidido a reafirmar su condición de Balón de Oro, se plantó ante el City como un afilado cuchillo en medio del esquema de Pellegrini que hizo aguas por todos lados sin saber siquiera cómo detener en aluvión que se le vino encima.
Y es que, a pesar que ganar por la mínima con un gol de Rakitic, el Barça tuvo mayor confianza en su armamento y en su sala de máquinas, ahí donde poco a poco somete a sus rivales sin oportunidad de defenderse, el City terminó hundido y desquiciado, aún fallando un penal, los citizens tuvieron poco peso ofensivo, mientras Hart se erigió como la figura del encuentro al salvar todas y cada una de las ocasiones creadas por el arsenal que tiene Luis Enrique adelante.
Lo del City es así, mucho ruido y pocas nueces, y en esto del fútbol podes hablar mucho, pero si no concretas termina siendo un palabrero innecesario e incoherente, y así, el conjunto inglés sucumbió y terminó quedándose eliminado una vez más. Mientras, el Barça se encaminó a su octava clasificación a cuartos de final.