No fue el Barcelona típico, sin mostrar un fútbol espectacular los de Luis Enrique solventaron una parada peligrosa ante el Eibar, que a pesar que sus registros dictaban que traía tras de sí siete derrotas consecutivas, fue un rival serio y con intenciones de dar el campanazo con un atrevido esquema.
El Barça, que frente a sí, tiene una semana decisiva en la lucha y consecución de sus aspiraciones, Manchester City el miercoles y Real Madrid el próximo fin de semana, superó un obstáculo más al margen del espectáculo, pero si eficaz y con un Messi que día a día recupera las sensaciones y el nivel que lo llevó a ganar cuatro balones de oro en forma consecutiva.
El ariete argentino ha sumado en lo que va del año un total de 19 goles con los dos en esta última fecha y de paso se ha posicionado como el máximo romperedes de la Liga, superando al portugués Cristiano con 30 y que, anda de capa caída y vetado de cara a puerta.
Con diversas variantes pensando en el clásico, Luis Enrique optó por dejar en el banquillo a Mascherano y Mathieu, consciente que una tarjeta más y se perdían el clásico del próximo fin de semana. Ambos jugadores traen en la espalda la dura carga de 4 amarillas. Además, en cuanto tuvo la posibilidad sentó a Neymar y Rakitic guardándose así, dos pilares que serán claves ante el cuadro merengue, y que, junto a Messi y Suárez comandan el rombo ofensivo para un Barça que en la previa se antoja como favorito para hacerse con el clásico.
Así, mientras se transita a media semana en Champions, el Barça cumplió con su objetivo, mantenerse por encima del Real Madrid a esperas que el clásico le depare una nueva victoria y con ello la oportunidad de alejarse más en la cima de la clasificación.