Si existe un dios en el fútbol, este se aparece en contadas ocasiones, en los duelos en donde la justicia parece ausente y en el que merece más, pocas veces recibe un premio como tal y termina con las manos vacías, con el esfuerzo a cuestas y sin recompensa. Este mismo dios también podría ser uno caprichoso, inconsciente y hasta testarudo. El Chelsea se ha amparado mucho en esta figura, gozando de pocas ocasiones, de un fútbol mezquino y rácano y jugando al gato y al ratón en donde el más vivo se lleva el botín y aunque sin merecerlo es el que saborea la gloria y asciende a los olimpos del fútbol con más pena que gloria.
El PSG por su parte, equipo demasiado valiente pero hizo gala de su mejor traje y se vistió para la ocasión, sabedor que hace una temporada el marcador global lo dejó fuera ante este mismo equipo y que ahora, con la sarten por el mango, un gol pondría contra las cuerdas al Mou-team, más ofensivo de lo normal y con un planteamiento alto y vertical. Los franceses, que tienen mucho tiempo de no cruzarse en el protagonismo de una competición europea, esta vez pintaron uno de sus mejores cuadros, y desdibujaron a los de Yossé, y los dejaron fuera de la Champions.
Es el caso que ni jugando con uno más durante 90 minutos pudieron doblegar a un entusiasmado conjunto francés, más decidido a morir jugando que a sentarse a esperar su sentencia, y es que, ni el Chelsea logró ser superior ni tampoco el PSG fue tan espectacular como lo pintan, cualquier otro equipo con hambre y con ganas de vencer, al oler la sangre de su rival, lo despedaza y deja todo en vista para ser juez y verdugo. Pero frente a sí, estaba el Chelsea, más ensimismado y confiado en la ventaja transitoria, que descuidó detalles importantes. Equipo que juega con 10, muchas veces juega mejor.
Hasta la injusta, indecente e impropia expulsión de Zlatan -veo la repetición 20 veces y sigo pensando que no era merecedor de una tarjeta roja- el Chelsea no fue mejor, es más, los franceses gozaban de posesión y fueron tan o más peligrosos que su victimario. Pero, cosas del fútbol, el PSG no se dio por derrotado, aún con un jugador más logró igualar el tanto inicial de Cahill al 81, ni ese baldazo de agua enfrió al PSG, que empató David Luiz al 86 forzando el alargue.
Hazard al 96 ponía las cosas color de hormiga y favorable a los de Mou, gracias a un penal infantil cobrado por mano de Thiago Silva. Precisamente, el brasileño logró revertir su error, y es que, ¿cuántas veces el fútbol te da la oportunidad de rehacerte de tus errores en un mismo encuentro? Quizá, muy pocas. Pero esta vez, Silva puso un frentazo que se coló por encima de Curtois y dejó con la cara pálida a Mou y los suyos. El fútbol esta vez hizo justicia.
El PSG se eregiría como un gran ganador, a pesar del empate, con uno menos doblegó la maquinaria blue y lo despachó de la competición, ahora, los franceses tocan la puerta grande de la mejor forma, con mucho trabajo y entrega, ahora, a esperar rival. El fútbol hoy, no podía ser injusto.