El Arsenal fue víctima de su fragilidad defensiva, esa misma que le ocasionó a Wenger tantos dolores de cabeza en el inicio de temporada, y que hoy ante el Mónaco volvió a demostrar que en Europa es un querer y no poder dar el golpe que necesita para codearse con la jerarquía de campeones.
Ni Alexis Sánchez pudo siquiera evitar este duro golpe ante un fluido y eficaz equipo monegasco que como balde de agua fría aprovechó las oportunidades creadas y cual bofetada en el rostro ha dejado demasiado tocado a los gunners de cara a la vuelta a disputarse en el Louis II.
Si algo se le critica al equipo de Wenger es que siempre llega pero finalmente se derrumba y termina cayendo cual castillo de naipes. El Mónaco desnudó las carencias defensivas del Arsenal y que, jugando incluso como local no pudo traducir su dominio en el marcador. Los franceses aprovecharon los espacios que dejaban los gunners cuando el equipo se partía, cuando intentaban llegar en ofensiva y acumular el peso en campo contrario, pero los franceses fueron capaces de mantener la calma y golpear en los momentos claves del encuentro. A los 38, Kondogbia daba el primer golpe con un tanto que echó a tierra las aspiraciones del Arsenal, que pensó que la tendría fácil ante el rival -en los papeles- más accesible de los ocho campeones de grupo.
La segunda parte trajo consigo nuevas opciones para los locales, pero por esas cosas que tiene el fútbol, la efectividad gunner no apareció por ningún lado, en cambio, si lo hizo la visita con un nuevo tanto, el segundo a pies de Berbatov al 53, el antiguo hombre del Tottenham batía la resistencia de Ospina y ponía el 0-2, impensado pero práctico y eficaz para sus aspiraciones. El Arsenal tambaleó y se debatió entre el intentar y no tener las ideas claras para lograrlo.
Pero una luz en el horizonte apareció. Cuando el encuentro moría Chamberlain anotaba el descuento y las posibilidades aumentaban para la vuelta. El tanto al minuto 90 abría un abanico de opciones con el 1-2, derrota al fin y al cabo pero remontable para la vuelta.
Todo fue un espejismo, pues sobre el final una veloz contra dejó a Ferreira frente a Ospina, para definir lo que significaría el 1-3 a favor del Mónaco y poner la eliminatoria casi sentenciada para el Arsenal, que lleva ya cuatro años siendo eliminados en esta misma instancia.