Presión arriba e intensidad en sus líneas. Así, el Barça ha regresado a sus orígenes básicos y a ello se suma la explosión de Messi y Neymar, dos motores incombustibles en ataque que brindan seguridad y definición para un equipo que ha logrado rejuvenecer en las últimas fechas y se mantiene pisandole los talones al conjunto merengue.
Ante el Levante fue eso y más, aunque la visita tampoco ofreció un peligro inminente si le puso corazón y ganas, por ello aunque el azulgrana inició a tambor batiente llevando los hilos del encuentro, logró por momentos equilibrar la balanza en el juego apretando y subiendo las líneas para morder en la salida. Pero este Barça ha encontrado en el contragolpe una salida alterna al control y posesión en salida, precisamente cuando los equipos ofrecen un muro en el mediocampo que hace imposible la transición en todas sus líneas.
Así, llegarían las mejores opciones para el azulgrana en la primera mitad, contragolpes bien elaborados que fueron un recurso a la presión visitante. Neymar sigue demostrando sus galones y se muestra como una opción real para romper las defensas estrechas. El brasileño es un puñal en banda izquierda, punzante y peligroso. Muchos de sus despuntes llegaron en esa forma, ganando las espaldas de los defensores intentando quebrar la última línea defensiva.
Messi recibió un balón en banda derecha, arrastró su marca y metió un balón de oro para Ney, que definió solo frente al meta visitante, y aunque su remate extraño describió una parábola que terminó en el fondo de la red ante la mirada cómplice de Pedro que únicamente acompañó la trayectoria del esférico.
La presión es un arma clave. El Barça apretó en la salida del Levante y generó el error. Bartra recuperó el cuero y puso una asistencia como medio gol para Messi que batió raso y con la pierna derecha para poner el 2-0 transitorio. Así llegaba la final de la primera mitad con un intenso Barça y un Levante que era más querer y no poder sacudirse el dominio azulgrana.
Para la segunda mitad, la fiesta… de Messi. El Barça continuó con su dominio y este lo tradujo en goles. Tres tantos más llegarían en el encuentro. Y es que, la ambición de este equipo únicamente se visualiza o se desea cuando ellos mismos lo quieren. Ahora, estaba claro que había hambre, de goles y de mostrarse superiores, y que la línea va en ascenso.
Un tanto más de Messi a asistencia de Pedro ponía el tercero en la pizarra. El Levante ya se había vencido.
Uno más, desde el punto de penal, Messi transformaría en gol un penal pitado por una falta a Neymar dentro del área. El argentino no dudó y la puso al palo contrario de la estirada del meta visitante. Era el tercero de su noche, un triplete y una asistencia, ¿se puede pedir más? Si, era la mejor celebración para el argentino que cumplía su partido 300 en Liga.
Luis Enrique daría descanso al brasileño, y Suárez contaría con minutos. Esos mismos que lo llevarían a encontrar el gol. Una subida de Adriano se tradujo en una asistencia para el uruguayo, que emprendió el balón con una media tijera, un golazo en toda regla y la sentencia a una goleada que mantiene al Barça a un punto del liderato.