Ese que dicen es el mejor equipo del mundo mundial, tocado por la mano de Dios y que basa su superioridad en 9 copas ganadas (5 de ellas atribuidas per se y en escala de grises) ese equipo que se convirtió en la referencia del fútbol por una Champions que no ganaba desde hacía 12 años y que ahora es el génesis mismo de a lo que se debe jugar en un campo de fútbol.
Ese que dicen que es el mejor jugador del mundo al que un regalo de la FIFA en forma de balón de oro le atribuyó tal título y que en lo que va de 2015 se arrastra cual alma en pena junto a su equipo en los partidos trascendentales. Ese mismo equipo que no ha podido ganar en tres encuentros consecutivos a su rival de ciudad, al ninguneado, al que llamaban segundón, al que señalaban con el dedo que no era un rival digno para el derbi, ese mismo les ha pegado un baño con agua fría y les ha limpiado la cara cual vergonzoso equipo de cuarta.
Ese mismo Real Madrid que se jactó de ser el mejor del mundo, a quien el mismo Cristiano señaló que es mejor que el Atlético después de una dura derrota, el que no sabe perder ni tampoco ganar, que se esconde temeroso en las grandes citas y que sólo saca la musculatura ante los equipos chicos o cuando el marcador lleva una ventaja de 3-4 tantos a su favor. Ese mismo equipo fue vapuleado y llevado a poner los pies a tierra, destrozado y humillado, destruido por ese digno rival que es el Cholo-team, que no necesitó meter músculo ni cortar piernas para salir avante. Con fútbol y con ganas fue un rodillo, sin meter pelotazos y sabiendo a qué jugarle a un Madrid que con excusas y justificaciones de ausencias y titulares intentan esconder la pobreza de su juego, esa misma que señalamos todos pero que no calza en el mea-culpa de los blancos que se creen superiores por sí mismos y sin ser más que una pantomima barata del Pep-team ganador del único sextete en la historia, a quien señalaron como un espejismo y una moda.
Las cosas caen por su propio peso, el Madrid cayó por sí solo, sin siquiera ser un rival digno para un derbi, cosas de la ironía que tiene el fútbol. Los del cholo se dieron un banquete ante un banal equipo sin alma y sin pecho, así para los blancos será una derrota más -tal vez- mientras que para el Atlético es una victoria llena de orgullo que anula los señalamientos de su rival, que no es mejor y que no puso ni la voluntad ni los huevos. Esos, esos fueron para los hombres del Atlético.