La última vez que Águila se enfrentó a FAS en fase definitiva no fue siquiera en semifinales, sino que se enfrentaron en la gran final, en los años 2006 y 2009, saldando con una victoria para cada escuadra. Ahora, el actual torneo nos presenta la oportunidad de vivir un clásico nacional en semifinales, mismo que no se presenta desde el año 2004, el último antecedente entre los más grandes del fútbol nacional y cuya victoria perteneció al cuadro tigrillo.
Águila vuelve así, a una fase definitoria, misma que no lograba desde que se coronó campeón en la final del 6 de mayo de 2012 ante Metapán. Desde entonces la cruz a cuestas del negronaranja se volvió un verdadero martirio en el que incluso estuvo a punto de descender a la segunda división, de no ser porque en ese mismo torneo, Firpo había hecho mucho peor las cosas y fue el que perdió la categoría.
Para este torneo, el emplumado armó un cuadro pensando precisamente en esta etapa, con nueva directiva, nuevo técnico y nuevos jugadores que lo han encumbrado al lugar que una vez perdieron, a pelear cada torneo por una nueva corona, y aunque Águila tuvo momentos de incertidumbre, logró conseguir un puesto para luchar por un boleto a la final.
Después de un inicio a tambor batiente con un pleno de 5 victorias 2 empates y 2 derrotas en la primera vuelta, Águila se aseguraba un camino placentero para la segunda vuelta, pero fue entonces cuando comenzó en su camino de dudas y de incertidumbre. Tras imponerse nuevamente ante Alianza, sumó 5 encuentros en el que no conoció la victoria, con 2 empates y 3 derrotas, estas, en forma consecutiva, mismas que encendieron las alarmas en el nido aguilucho puesto que el equipo se caía a pedazos como castillo de naipes.
El encuentro ante Dragón marcó el punto de inflexión. A sabiendas que peligraba su clasificación logró imponerse en el derbi migueleño con un pálido y sufrido 1-2 a Dragón, victoria que devolvió la calma pero nuevamente supuso un peligro el haber empatado con Pasaquina, sin goles en el Barraza. Su única alternativa era jugarse la vida ante Juventud Independiente, terreno hostil para las aspiraciones de cualquier equipo, sobre todo porque los opicanos también buscaban meterse en semifinales.
Una victoria en Opico marcó el camino de su clasificación, luchada pero victoria al fin, por la mínima diferencia, pero sirvió para clasificarse como segundo lugar con 29 puntos, uno menos que el líder Santa Tecla para firmar así una mejora en comparación a los antecedentes previos en los tres torneos anteriores.
Frente a sí tendrá un duro rival, que aunque también pasó apuros para conseguir la clasificación buscará dejar fuera al cuadro emplumado. Ventaja llevará Águila desde antes que inicie el encuentro, y es que por su mejor clasificación en la tabla durante la fase regular, la clasificación a una hipotética final se decantaría para el negronaranja que terminó por encima de FAS clasificado en el tercer puesto.
Así las cosas, la corona número 16 es un aliciente extra para el cuadro aguilucho que buscar retomar el camino de campeón que no encontraba.