Que Bravo sea figura siendo arquero dice mucho de lo mal que lo pasa el Barça a nivel defensivo, pero no es la cuenta de goles en contra el referente, ni mucho menos, si no, la falta de un equilibrio en la medular que se traduce en balones perdidos, contragolpes bien estructurados y que desnudan las carencias de un esquema cambiante en cada ocasión. El Barça de Luis Enrique, no puede medirse en ese factor, pues, con 6 tantos recibidos es el equipo menos goleado de la liga en lo que va de temporada, muy por debajo de los que recibe el Madrid o el Atlético, por ejemplo, que han recibido cada uno 12 tantos. Eso sí, al margen de las estadísticas, esa falta de equilibrio a la que hago referencia se traduce, quizá, mucho, gracias a un mediocampo fijo, puesto que el asturiano aún no encuentra la tecla con el eje central que desea y ha hecho hasta día de hoy 9 rotaciones en esa área del equipo, siendo la tripleta Iniesta, Busquets y Rakitic la que más veces ha jugado juntos con 5 partidos.
El mediocampo, la zona de máquinas donde se produce el fútbol del equipo, no ha tenido la continuidad para trascender en el juego, y eso al final de cuentas, el equipo lo resiente, la conjunción entre sus piezas aún se sigue esperando y mientras, en una jornada se hace un encuentro colosal (Sevilla o APOEL) en el siguiente se sufre y tienes que ganar en el tiempo del descuento, como sucedió ante el Valencia. Equipo muy ordenado que supo encontrar las deficiencias del esquema de Lucho, que sigue buscando la alineación correcta.
Mejor las tuvo, Claudio Bravo, que salvó de la desventaja al Barça, hasta en cuatro ocasiones, claras, quizá demasiadas para un equipo al que golean poco pero que sufre cada vez que el orden táctico y el despliegue rápido en ofensiva atentan a sus cimientos. Y es que si no fuera por el arquero (incluído Ter Stegen), muy probablemente el Barça tampoco tendría la cantidad de puntos que lleva a este momento y también la cuenta goleadora en contra sería mayor. Parte de esa “culpa” se la lleva el arquero, que hoy también fue figura contra un luchador Valencia.
Poco de Messi, de Neymar y de Suárez, poco fútbol, poco orden, jugando así se sufre pero ante equipos con mejor ofensiva (Real Madrid, Chelsea, Bayern) los resultados podrían desembocar en una hecatombe.
Con todo y eso en contra, el Barça se las arregló para buscar con más corazón que ideas el resultado, a sabiendas que su rival se quedó sin gasolina en las piernas y esperanzado más en aprovechar un desacierto de la zona baja del Barça para anotar, pero esa ocasión se le negó en cada vez que lo intentó. Busquets metió la última del encuentro, precisamente cuando el reloj marcaba los segundos finales del tiempo de descuento, entre un mar de piernas y la insistencia necia de los delanteros catalanes hacían mella en la concentración de la defensa valencianista, por esas horas casi colgados en el travesaño.
Así ganó el Barça, con más ganas que con ideas e inteligencia. Resultado y nada más, porque en juego, la irregularidad sigue presente.