Me sigo quedando sin calificativos que describan la grandeza de este jugador, es casi imposible lograr determinar su potencial o medir sus horizontes, ni siquiera hemos terminado de contabilizar un récord, cuando ya se está poniendo otro más en el cuello. Messi sigue agrandando su sombra, esa misma que salpica al que dicen ser “más completo” y mucho más exigente en cuanto a su nivel futbolístico, que logra balones de oro gracias a benévolas aperturas de plazos de votación para contabilizar goles marcados en un repechaje, o a colgarse récords en el cuello, gracias a la cantidad de goles marcados desde el punto de penal.
Messi no había terminado de celebrar su récord como máximo goleador de la Liga, cuando dos días después marcó otros tres tantos para convertirse en el máximo anotador en la Champions League, ese mismo que ostentaba Raúl, (ex madridista) y que ahora ha visto pasar y por muy lejos, a un argentino que muy probablemente dejara el listón mucho más alto para cualquier otro terrestre que lo intente en un futuro cercano.
Dos hat-trick en dos partidos, o seis goles, si así se quiere decir, ante Sevilla y Apoel, el rosarino sonrió mucho más, después de unas desafortunadas declaraciones en las que dejó en el aire su destino, se destapó a hacer lo que le gusta, marcar goles, esa característica que lo hizo acreedor de cuatro balones de oro, y que muchos se encargan de desprestigiar, por saltar menos, por ser menos guapo y quizá, hasta por tener menos dinero, eso no lo sé, pero lo cierto es que, cuando Messi sonríe el Barcelona se lo agradece, la felicidad del Barca es Messi y su barómetro se mide en torno al rendimiento del argentino. Bastó que Luis Enrique sacara a Messi del mediocentro ofensivo para tirarlo libremente a la banda derecha con libertad táctica y poner a Luis Suárez como centrodelantero para que el argentino volviera a su naturaleza, a ser un depredador del gol, un asesino del área y ponerse en el pecho nuevamente el título de mejor jugador del mundo.
La retahíla de goles de todo tipo que el argentino ha marcado, dan para hacer una hemeroteca de goles, una escuelilla visual de fútbol en la que se le enseñe a los niños desde chiquitos lo que hay que hacer, la inteligencia futbolística que se debe desarrollar y enseñar a tener el carácter de Messi, para luchar a pesar de la adversidad y encontrar en el fútbol una razón de vida para sonreir.
Sus números son también para levantar un museo, con apenas 27 años, el rosarino ha marcado en Champions, 43 goles en la fase de grupos, 17 en los octavos de final, 10 en los cuartos, 2 en semifinales y 2 en la final, estos dos, sin lugar a dudas, los más importantes de su carrera, ambos marcados al Manchester United, los cuales ayudaron a que el Barca lograra la orejona en ambos enfrentamientos, el primero en el Olimpo de Roma y el otro en la mesa de billar llamada Wembley, dos goles, diferentes en su origen, pero hermanos en el fin. En esta competición, además, su rival favorito es el Milan, equipo al que ha marcado un total de ocho dianas, y vaya que anotarle tantos goles a un equipo italiano, tampoco es una labor sencilla.
El argentino responde en la cancha a las críticas, sin aspavientos y sin señalarse el pecho o mostrar públicamente y sin ningún pudor su musculatura abdominal, eso como dijo Neuer, “es para modelos”, mientras, el balón sea la herramientas favorita para agrandar la historia, todo lo demás sale sobrando y para Lio, lo único que importa al final de cada 90 minutos, es que el Barcelona consiga hacerse con las victorias y con los títulos, todo lo demás será también una consecuencia del trabajo bien hecho, al final de cuentas, como dijo Balotelli, “hacer goles es su trabajo”.
Messi, seguirá rompiendo récords, eso es un hecho, y por donde se le vea, con el tiempo caerá un nuevo Balón de Oro en sus manos, sin tener que llorarlo y sin tener que pedirlo públicamente por toda una afición en su propio estadio, Lio habla en la cancha, con goles, con asistencias que generen otros tantos, pero sobre todo, confiando en que con su rendimiento, también alargará su grandeza y escribirá con letras de oro su propia historia.
