Águila desperdició una gran oportunidad para acercarse a semifinales y asegurarse un puesto sin necesidad de depender de otros resultados ni de ver peligrar su clasificación si hubiera sacado algo más que el empate ante el colero Pasaquina.
Con objetivos dispares, Águila era el obligado a buscar el resultado, una victoria que le brindara la tranquilidad de poder llegar a semifinales después de dos años nefastos en el que coqueteó incluso con el descenso, pero esa clasificación deberá esperar y más aún, quedar en suspenso, e intentar amarrarla en Opico, ante el mejor local del torneo, y ante uno de los rivales más complicados para sacar puntos. No me creo que sea tarea fácil, creo que nada lo es, pero comenzar a tambor batiente para venir a depender de un encuentro y quizá, de una combinación de resultados, tampoco es la mejor de las posibilidades.
Una vez más, mi querido Águila, tendremos que sufrir para poder clasificar. Ni siquiera hemos podido con el Pasaquina –creánlo o no- pero es lo que hay, una derrota y un empate y los burros se llevaron la serie. Ahora, hay que poner toda la carne ante el Juventud e intentar asegurarse el boleto para no depender de lo que haga el resto de equipos.
No vale la pena cabrearse por la leche derramada, pero, hubo opciones para llegar caminando a semifinales, pero los resultados de esta segunda vuelta, tampoco fueron lo más regular que se esperaba, al contrario, el equipo se diluyó, perdió gas y el rumbo en toda la segunda vuelta; la cuenta goleadora tampoco fue clave, pero además de eso, quizá y lo más importante sea que todos los jugadores que entran a la cancha se crean que pueden clasificar, solo así se podrá sacar el resultado adelante.
El domingo se viene una dura y difícil cita, los opicanos no regalarán nada, ellos también luchan por un boleto, como también Metapán, o el mismo UES, y la diferencia de puntos tampoco da para jugar con el error, dos puntos entre el negronaranja y los universitarios dicen mucho de lo apretado que ha estado este torneo (o también de lo irregular) pero lo cierto es que, hoy más que nunca hay que apoyar al equipo, que está a un paso de la gloria o el infierno.