En una semana el Barça ha perdido el clásico, el liderato y ha desnudado todas las carencias que le asisten en lo que va del curso 2014-2015. Como ya previamente lo hiciera el PSG -sin Ibrahimovic- el equipo de Luis Enrique naufragó en los duelos de primer nivel a los que tuvo exigencia. Para más inri, en liga, el Celta también logró sacarle los colores a la camiseta azulgrana, señalando con los cinco dedos que solo con individualidades tampoco es posible llevarse los puntos a casa.
Hay que decirlo, que en los tres encuentros que enmarco, el Barça pudo haber tenido mejores resultados, con lesionados, suspendidos y sin contar con la mejor de las suertes de cara al gol, Messi y compañía se quedaron en la línea de cal preguntándose ¿qué pasó?
Después de un inicio a tambor batiente, poco a poco las dudas calaron en las piernas de los jugadores, errores de primer orden y falta de acierto ayudaron a perder los puntos, pero también es cierto, que diferentes decisiones técnicas han evitado que la conjunción en el equipo sea notoria y cualquier equipo sea capaz de encontrar el punto débil a un conjunto que se antojaba en el papel, iba a volver a un nivel superior al finalizado la temporada anterior. Con jugadores nuevos que llegaron para ser titulares, la idea de juego no varió, es más, tampoco cambió, se esperaba que el carácter de Luis Enrique encendiera y reviviera el espíritu intenso que imprimió Guardiola, pero no fue así. Los que pensamos que su vivencia en el primer equipo sería clave, nos hemos quedado solo con el deseo.
Luis Enrique, en los encuentros directos con rivales de peso, demostró que aún está verde y que tampoco encuentra el once titular de confianza, en todos los encuentros ha cambiado al equipo de la jornada anterior, esto dice mucho del largo camino que le espera al Barça y a Luis Enrique, pero en el peor de los casos y quizá, el primero de todo, pasa por lograr conjuntar un equipo con serias dudas en todos sus niveles. La defensa es un flan, y es uno de los puntos a los que aún no le encuentra la solución, el Barça se lo pasa muy mal cuando le buscan de contra y los laterales (Alves y Alba, Adriano, Mathieu o el de turno) no tienen un retorno rápido para cubrir su posición. Para colmo Mathieu será baja por al menos 2 semanas y Vermaelen aún no se recupera de su lesión, solo Busquets sigue siendo un recurso, como también Mascherano.
El mediocampo no carbura, ni Iniesta, ni Xavi o Busquets y Rakitic, tampoco han logrado posicionarse ciertamente fijos y consistentes en el once titular como tampoco por juego. Las esperanzas estaban puestas en el ingreso de Luis Suárez, pero a día de hoy, el esquema sigue siendo el mismo, Messi en el medio y Suárez por banda, cuando el uruguayo es un auténtico 9. En el aspecto de juego, el equipo tampoco carbura, con marcador abajo se presta a la desesperada, a trazos largos buscando la velocidad de Suárez, Messi, Neymar, Pedro o el de turno, un recurso no definido en el manual de estilo azulgrana, pero que tampoco es prohibido, y queda muy claro, que en el golpe a golpe, cual boxeador, el Barça no navega en aguas tranquilas, tampoco le favorece perder el balón, se lo robó el Madrid y desorientado, se fundió en aras de conseguirlo. El equipo ha perdido el equilibrio, el mediocampo se pierde y naufraga en terrenos desconocidos.
Así las cosas, el equipo de Luis Enrique ha perdido el trote y no ha podido con la presión, eso sí, queda mucha liga para recobrar el rumbo, pero tampoco puede dormirse en los laureles y esperar que como un milagro la situación cambie de un día a otro.