Con una defensa de cristal y haciendo aguas el barco por todos lados, el PSG consiguió una imponente e importante victoria ante el Barcelona que naufragó en el mar parisino y únicamente le valió aferrarse al poderío ofensivo de un imperial Messi que nuevamente se vistió con el overall de trabajo para guiar a su equipo y mantenerlo a flote cuando la defensa no le encontraba la vuelta a los delanteros locales.
El azulgrana quedó en evidencia en defensa, y le valió incluso, que ni Zlatan ni Lavezzi, dos flechas en ataque estaban disponibles para este encuentro, tampoco fue de la partida Thiago Silva, bastiones importantes para el equipo francés pero cuyas ausencias tampoco las resintió, puesto que a pesar del dominio del Barcelona, fueron capaces de mantener a raya para quedarse con la victoria.
Los de Luis Enrique entraron flojos y muy temprano en el encuentro, fue el PSG quien abrió la lata, con una jugada aérea, desnudó las deficiencias en ese recurso, tampoco se vio bien Ter Stegen en la salida infructuosa para el segundo gol francés, mucho menos lo esperaban cuando recibieron el tercer tanto recién iniciada la segunda mitad.
Messi y Neymar se las arreglaron para mantener en pie de lucha a su equipo, pero de poco sirvió pues fueron incapaces de derrumbar el muro defensivo cuando el encuentro ya marcaba un 3-1 a favor del local.
Quierase o no, enfrentar a un PSG no es lo mismo que jugar ante un Granada, tampoco lo será cuando toque enfrentarse a un Chelsea, Dortmund o el mismo Bayern. Lucho tiene una gran tarea y es sacar el potencial mayúsculo de sus jugadores para que su rendimiento en las etapas cruciales sea excepcional. La defensa fue un flan para los atacantes locales, que en base a su mejor juego aéreo y la velocidad en contraataque, marcaron tres tantos en un solo encuentro, cuando el Barça se venía vanagloriando de llevar 6 encuentros sin recibir un solo gol.
Si apenas ayer, hablaba sobre la impresionante goleada al Granada y de su orden defensivo, esta vez el Barça quedó a deber, ni Alba, ni Alves, ni Busquets, ni mucho menos Iniesta, quien viene demostrando una baja en su juego digna de atención y aferrarse a los goles de Messi y a sus asistencias tampoco puede ser el seguro de vida para un Barcelona que presume y desea volver a ganar al menos un titulo.