La idea de Roca por fin va generando sus frutos luego de más dudas que respuestas al frente del combinado nacional en apenas unos pocos meses. Ante Honduras la Selecta mostró una cara muy diferente en cuanto a lo visto ante Guatemala, pero siempre guardando algunos aspectos tácticos en cuanto a la idea de juego que también demostraron en su primer partido de la Copa Centroamericana.
Nuevamente, me quedo con una nota muy pero muy alta con la presión a que el mediocampo salvadoreño sometió a su rival, era impresionante el desgaste físico para recuperar el balón y cortar las salidas de un equipo físicamente mejor armado, pero, a pesar que en Honduras le echan tierra a su selección por el “mal juego”, me parece una enorme falta de respeto para nuestra Selecta, porque en resumidas cuentas, parte de ese “mal juego” se debió al enorme sacrificio para quitarle el esférico a los “catrachos”.
Quejas aparte, otro punto que revolucionó el esquema pero que además, le aportó el fútbol que el equipo necesitaba, y que no se vio ante Guatemala, fue la inclusión de Arturo Alvarez en el once inicial. Lo pedimos después de la derrota, y es que su juego hizo ver mejor a la azul desde su ingreso en el primer encuentro, pero ante Honduras, no solamente puso el cerebro y su privilegiada zurda, sino que marcó el ritmo y ofreció alternativas diferentes en ataque, en base al juego con balón pegado al pie y a ras de piso.
La concentración del equipo fue clave. Mejoraron el aspecto del nerviosismo del partido inicial y eso fue un plus para comenzar a un nivel mucho más alto y con la sensación que tarde o temprano el gol salvadoreño caería, y en efecto así fue. Al fin se inflaron las redes rivales y la Selecta comenzó a ganar el encuentro, pero no sólo lo hizo en el marcador sino que adquirió la confianza que da un gol para amarrar y poner contra las cuerdas al rival que poco a poco se fue desinflando y a pesar de sus intentos no pudo doblegar a los nuestros.
Confiemos.
