Muy poco de Honduras, claro, si en la acera de enfrente te espera Francia, muy probablemente, las opciones de conseguir un buen resultado se minimizan y si a ello se le suman las circunstancias que llevaron a cambiar el panorama completo del encuentro, lo normal, era que la victoria francesa llegara más temprano que tarde.
Pero el guión y el resultado del encuentro son engañosos en cuanto al desarrollo del libreto. Un 3-0 que pudo ser en algún tramo del encuentro, mínimo, y en el siguiente contexto, abultado. Me explico, Honduras se encerró en su campo y solamente veía a los frances transitar con balón de lado a lado, pero los centroamericanos se revolvieron y se multiplicaron para, en base a su fuerza física, imponer condiciones en la marca y en la pierna fuerte.
Prueba de ello fue la acción entre Wilson Palacios y Paul Pogba que se saldó con amarillas para cada jugador. Hasta ahí, el encuentro era un querer y no poder para Francia, pero no por méritos de su rival, sino por fallos propios. Honduras sobrevivió 45 minutos a la ofensiva francesa, que tan sólo pudo abrir el marcador por la vía de penal, gracias a una nueva falta de Palacios, que esta vez, vio la segunda amarilla y consecuentemente la expulsión.
El resultado pudo ser mayor, si. Para la segunda mitad, el condicionante de tener un jugador menos, le pesó a Honduras, más, si se tiene en cuenta, que ni con once jugadores logró llevar peligro serio al marco defendido por Hugo Lloris, quien fue un mero espectador desde su portería.
Benzemá, hizo de las suyas y se endosó un hat-trick, pero solamente contaron dos tantos, ya que el arquero Valladares terminó por marcar el segundo como autogol, y se determinó así, gracias a la tecnología en línea de gol implementado por la FIFA para este Mundial.
Así las cosas, Honduras siguió sin tener llegada y se dedicó a defender un resultado que podía ser más abultado, pero tan sólo permitió un tanto más, 3-0 para los franceses que inician con pie derecho su participación.