Se está haciendo normal en este Mundial hablar más de los errores arbitrales que de lo que se vive en la cancha. A México le tocó bailar con la más fea, y o porque Camerún le haya puesto contra las cuerdas o porque pudo haber terminado perdiendo el encuentro, sino porque el arbitraje nuevamente fue una pantomima al anularle dos tantos legítimos y obligarle a sufrir en demasia para encontrar un “tercer” gol que les pusiera en ventaja.
Poco se puede decir de un decepcionante Camerún, que mostró muy poco pegue ofensivo, tanto en lo colectivo y en lo individual, y eso que, era en las individualidades, donde descansaron sus mayores esperanzas de lograr al menos encontrar plata en un abismo del que salió mal parado gracias a la deficiente táctica y a la gran labor mexicana que prácticamente dominó el encuentro de principio a fin.
México logró lo importante, ganar en el debut y esperar ese partido crucial ante el local, Brasil el próximo martes, que es ahí por donde pasan las mayores hazañas del conjunto mexicano, un rival siempre difícil e incómodo.
Oribe Peralta marcó el camino de la victoria con un gol al ’61, para poner fin así a la ansiedad por anotar un gol por parte de la escuadra mexicana, que dicho sea de paso, a pesar del amplio dominio, las tuvo claras Camerún para amargarle la victoria en los minutos finales del encuentro, pero ni con suerte ni con la única más clara pudo encontrar el empate. México al final terminó lamentando los goles mal anulados pero con la victoria en el bolsillo.