Lo que mal empieza, mal acaba. Firpo inició este torneo con una escandalosa goleada en contra 6-1 ante Atlético Marte, lo que generó serias dudas sobre lo que haría en este torneo, o si tan sólo había sido un resbalón inicial.
Lo cierto es que los pamperos retomaron el camino de los buenos resultados con 3 victorias y 1 empate, una suma de puntos nada despreciable y que lo catapultó lejos del sótano de la tabla. De ahí, como por arte de magia cosechó cuatro derrotas consecutivas, y así cerró la primera vuelta, con apenas 10 puntos de 27 posibles, muy poco si las aspiraciones eran salvar la categoría.
La segunda vuelta fue más de lo mismo, irregularidad y poco empeño en revertir la mala situación que dejaba entrever, que el descenso estaba cada vez más cerca y que no se encontraban respuestas para sacar el barco del pantano.
Con apenas 2 victorias, 2 empates y 4 derrotas, Firpo llegó a la última jornada casi saboreando su destino, dependía de vencer a Dragón en el Barraza y que la UES derrotara a Águila para forzar un último encuentro ante los emplumados para definir su salvación o su descenso.
La mitad de la premisa se cumplió, la UES se impuso a Águila, pero en el Barraza dio la sensación que el arroz se había cocido anticipadamente, Firpo no dio luces siquiera de saber que de ellos mismos dependía hasta ese momento forzar el alargue, muy poco de los pamperos, demasiado quizá a sabiendas que la categoría estaba en juego.
Firpo cerró con un empate ante Dragón, pero pudo haber perdido incluso, así, su futuro estará en segunda división, haciendo un torneo pésimo -más malo que el de Águila- y dejando una vacante vacía entre los denominados grandes del fútbol nacional y a esperas de lo que suceda en los próximos meses, si se retoma el acuerdo por ampliar los equipos de primera división o si Firpo recibe la invitación para jugar en el Apertura 2014, así las cosas. De momento el toro no es más de primera.