Por increíble que parezca, Mourinho se dejó tras de sí nuevamente, la estela de la tacañería, de un fútbol rácano y apático, sin la imperiosa obligación de proponer en casa lo que se guardó afuera.
El Chelsea, nuevamente dejó en su estadio la imagen de un equipo chico, sin ambición, especulador y calculador, cediendo posesión y dominio al Atlético, ese equipo de guerreros construido por el Cholo, y que con su bendición han sido capaces de doblegar a un rival del que le separa un abismo en cuanto a presupuesto.
Los hombres de Simeone dieron un golpe mayúsculo de autoridad al imponerse con un categórico y superlativo 1-3, que dejó frío a Mourinho y los suyos, y dejó muy en claro, que el dinero ni compra títulos ni tampoco es el génesis de cualquier proyecto deportivo.
Un puñetazo en la mesa de Europa, el Atlético logró la hombrada y sin tapujos y sin temores derrotó a un pobre Chelsea, pobre pero en fútbol, como ya viene siendo habitual, esta vez no hubo error contrario, no hubo desatenciones defensivas, tampoco hubo contragolpes mortales para doblegar a los colchoneros, que fueron ordenados tácticamente y doblegaron a un rival que jamás mereció llegar a Lisboa, sin proponer y sin argumentos, se quedaron derrotados en su propia casa.
El Atlético viajará a Lisboa para poner fin a una racha de 40 años, ante su rival de ciudad, en el derbi, el que sin duda intentará saldar las cuentas pendientes en Europa.