El Madrid ha puesto fin a la racha de 11 12 años sin una final de Champions, la décima está más cerca de lo que hasta hace un par de años de la mano de Mourinho habrían pensado.
Lo hizo de la mejor forma, con un repaso histórico al Bayern en Münich, con una cátedra de fútbol ofensivo y de pegada ante un conjunto bávaro que jamás estuvo cerca de igualar la eliminatoria, más si, de recibir una goleada para enmarcar en un cuadro al más infernal estilo.
Si Beckenbauer apelaba a hacer al Madrid un infierno, en la misma forma como lo sufrió el Barcelona la temporada anterior, el Allianz Arena se convirtió en una pantomima congelada por un frío y sobrio Real Madrid que jamás vio peligrar la eliminatoria y logró imponer el libreto de Ancelotti por sobre un desequilibrado cuadro alemán.
Con Bale y Cristiano el Madrid encontró la luz y Ramos abrió el endeble cerrojo alemán, más ocupado en igualar el marcador que en defender el arco propio, pasmoso, inocente y confiado, el Bayern recibió golpe tras golpe, y cada contra como rayo del Madrid invitaban a pensar que el destino estaba cantado y no habría tal infierno, solamente para el local.
Guardiola naufragó en la pizarra y se vio sorprendido por un cuadro merengue que planteó muy arriba y lejos de su arco el encuentro, a sabiendas que en la media estaba el centro de operaciones alemán, que sus embates buscarían abrir las bandas y buscar el juego aéreo, todo un clásico en el estilo de juego teutón. Las cosas así, fueron piece o cake para Ramos y compañía, acostumbrados a pescar en los cielos balones divididos, y en dos toques mortales en la contra ponían a temblar los cimientos bávaros.
No hubo señales de Robben ni Ribéry, éste último, apagado y ausente, y las pocas que encontró las perdió fácil y sencillo ante una muy intensa defensa blanca, que en si, fue más que su rival, se lo comió táctica y físicamente, si algo puede estar seguro el aficionado blanco, es que el Madrid tácticamente ha logrado el equilibrio para sobrevivir y destruir sistemas de juegos basados en la posesión total y el monopolio del fútbol.
El Madrid, así, se encamina a Londres donde espera rival entre el Atlético y el Chelsea.