Demasiado Atlético para tan poco Barca. Dos encuentros y sendo desastre. El Barcelona no ha podido con el Atlético en ambos encuentros, si el resultado de la ida obligaba al azulgrana a marcar al menos un gol, como menos era lo esperado, fue el Atlético que sorprendió nuevamente a un dormido equipo dirigido por Martino, que tampoco las tuvo acertadas a la hora de cambiar el esquema táctico ni hombre por hombre.
Como viene siendo habitual, el Barcelona, una de cal y otra de arena, dejó tras de si en el Calderón, la huella espantosa del desánimo y la incertidumbre cuando debe remar contra corriente, demasiado poco para un equipo con estrellas de oro como piezas de ajedrez que no engrasaron nunca y tampoco fueron capaces de romper el dibujo táctico ni la fortaleza defensiva de los dirigidos por Simeone.
Naufragó Martino en el mar de piernas impuesto por el Cholo, se perdió Messi, intermitente y casi ausente tirado sobre la banda derecha, casi sin deseos y sin esperanzas de conseguir una nueva semifinal. El Barcelona fue la personificación de la falta de hambre que se le viene señalando desde hace mucho, sin ideas y sin la confianza plena de poder con su fútbol derrumbar el muro del local, pero además, su actitud fue la de un muñeco roto en manos de un Atlético que pudo firmar un resultado y paliza histórica si los postes o su falta de acierto se traducía en anotaciones.
El colchonero fue un vendaval rojiblanco desde un inicio, el Barca no pudo resistir la tromba ofensiva del local y terminó la primera mitad con más deseos de irse al vesturaio que de buscar las respuestas dentro de la cancha, sin brújula y naufragando en la inseguridad defensiva que se tragó desbordes y perdió manos a manos que pudieron ampliar el marcador en contra.
Sin orden y desnaturalizado, el Barca terminó su via crucis particular en esta serie ante un rival que nunca mereció perder, la superioridad del Atlético fue tal, que los primeros 20 minutos del encuentro fueron la antesala de una larguísima noche, descontrolada, sin ideas, sin alma. El Barcelona fue como un fantasma en la penumbra, no brillaron las estrellas y tampoco vieron la luz del sol, al contrario, sucumbieron sin luchar siquiera, sin dar la cara, sin demostrar que una vez fueron héroes, que el fútbol aún les guarda un lugar, pero en la historia, su realidad ahora, es muy diferente, desorientado y desquebrajado, un equipo fracturado que no tuvo ni pies ni cabeza, y tan sólo se mantuvo a flote gracias a las intervenciones de Pinto y de la incesante lucha de Neymar que a pesar de sus intentos, terminó naufragando y vencido, con la bandera a los pies, en ésta, una verdadera debacle azulgrana.
Merecida victoria del Atlético, cualquier otro resultado favorable al Barca, sería injusto, si alguien merece llegar a semifinales, es el conjunto colchonero, allá, donde le espera un durísimo panorama ante el Chelsea. Los dirigidos por Simeone están a dos partidos de una final, mientras el Barcelona tiene ante si, el duro reto de volver a sus orígenes o terminar de autodestruirse.