Ubicado a 18 puntos de líder, Chelsea, el Manchester United camina sin poder levantar la mirada y sin poder hacerle frente a la durísima etapa de transición que dejó tras de sí, Alex Ferguson con su salida.
El ahora, cuadro dirigido por David Moyes, sucumbió una vez más en la Premier League, pero esta vez, con una difícil y pesada cruz a cuestas, una pesadilla moral, mental y física, un duro castigo impuesto por el Liverpool, que hizo de Old Trafford, el Teatro de los Sueños, una pesadilla imposible, incómoda y hundió un poco más al Manchester United, que ve alejadas sus posibilidades de participar en Champions League en la temporada que se viene.
Con un categórico 0-3, el Liverpool blanqueó a los red devils, en su estadio, ante su público y postuló mucho más su candidatura para arrebatarle el título al Chelsea, al recortarle los puntos después de la derrota que sufrió el también único líder.
Los dirigidos por Moyes, navegan sin rumbo y sin dirección, sin una idea clara de fútbol y con la irregularidad como característica principal de un equipo al que le ha pesado en demasía la ausencia de su guía, de su tutor, de su padre, Ferguson.
Con 48 unidades, al Manchester United, únicamente ve como objetivo posible, alcanzar un puesto a la Europa League, del que únicamente le separan 3 puntos para llegar a lugares de clasificación.
Pero por si no fuera suficiente, antes deberá jugarse la vida en Champions, cuando deba enfrentar en la vuelta al Olimpyakos, y remontar un 2-0 que lo mantiene en vilo y con la obligación de revertir el marcador, como único salvavidas para una nefasta temporada.