Hace menos de una semana se viene hablando mucho de la Selección Mayor de Fútbol y sobre la posibilidad de aprovechar el 5 de marzo, fecha marcada en el calendario FIFA, para disputar un partido ante una selección sudamericana, siendo Perú el que más ha sonado como rival, pero curiosamente esta selección también tiene el mismo problema que nosotros: No tienen un técnico definido que dirija la selección y tampoco uno provisional para hacer frente a las fechas FIFA.
Algo en todo este embrollo de la Selección no termina de aterrizar: 1) Venimos de un año nefasto para nuestro fútbol en el que casi todos los jugadores titulares terminaron siendo sancionados por el tema de amaños, y aún no hay un equipo definido; 2) Hasta hace un par de meses el vigente técnico Agustín Castillo, también declinó seguir dirigiendo a la Selecta por 6 meses más; y 3) Hasta este momento tampoco se ha designado a un técnico interino ni definitivo porque la actual directiva de la FESFUT termina sus labores el 31 de julio.
Volviendo al tema de la Selección Peruana, su federación declinó jugar contra nosotros porque no tienen técnico, algo dice aquí que ellos hacen de otra forma las cosas, o al menos quieren manejar a su selección y armarla de la cabeza a los pies, ya que no se puede armar un equipo sin tener un técnico que transmita su filosofía y evalúe qué jugadores son los idóneos para su idea. Quizá en nuestro país deberían -por enésima ocasión- despreocuparse por el factor económico que implica que la Selección dispute un encuentro en el extranjero y ocuparse mucho más en sentar las bases a futuro, una tarea pendiente y quizá mucho más importante que disputar o no una fecha FIFA, en la que no se tiene ni la cabeza ni los pies, no puedes ir a la guerra sin soldados, sin líder y sin armamento.
Quizá ya es momento que se planifique mejor el tema de la Selección, sin prisas pero con la prioridad seria que implica darle un mejor enfoque y un mejor apoyo al equipo nacional. Sin técnico no se puede jugar y jugar con un técnico provisional, tampoco ayudará a conseguir estabilizar nuestra selección. Esa debería ser la principal preocupación de los dirigentes.