Buenas sensaciones las que dejó el Barça ante el Getafe, en la ida de los cuartos de final de la Copa del Rey, que se paró igual a lo mostrado el fin de semana anterior ante el Elche, dinámico, con buena transición de balón e inclusive, hasta con un marcador similar.
Rival duro el Getafe, como siempre lo ha sido cuando enfrenta al Barça, atrevido y aguerrido con el reglamento al límite, mantuvo vivas sus esperanzas con un resultado “remontable” cuando aún estaban 0-2 en contra, gracias a un doblete de Cesc, que abrió la goleada, pero que tuvo que confirmarse con el ingreso del argentino en la segunda parte.
Con el 2-0 parecía que el resultado era corto, pensando en la vuelta en el Coliseo, pero faltaba lo mejor, 58 días después Leo Messi, volvió a sentirse futbolista, y de qué forma, ingresó al 63 y entonces se notó su presencia, tomó la batuta, se desmarcó, corrió y anotó un doblete en tan solo 2 minutos, al 89 y al 90, demostrando así que la mirada de asesino, como en su momento lo declaraba el Tata, no era tan solo un intento por infundir temor a los próximos rivales, sino que era una realidad, que Leo Messi está de vuelta, y ha regresado como si nunca se hubiera lesionado.
El Barça recupera a su estrella, regresa el rey, para la parte más difícil de la temporada, ésta en la que se definirán los campeonatos, ésta en la que se necesita su potencia, sus goles, su olfato goleador. Después del encuentro Messi habló de su deseo de poder retirarse en el Barça. Sin lugar a dudas, que es un dulce regreso.
