El Real Madrid puede presumir de hacer fichajes caros, de jugadores mediáticos o de galácticos para engalanar su figura de grande, pero poco puede decirse cuando estos fichajes no son incidentes en la consecución de títulos, al menos de aquellos grandes y que suponen la máxima aspiración del conjunto blanco, ese trofeo que se le viene negando desde que ganara la última “orejona” en el año 2002, bajo la batuta de Zinedine Zidane.
En ese trayecto han pasado enormes monstruos del fútbol, otros más mediáticos si se quiere, pero con pocos y buenos resultados de cara a lo que en verdad importa en esto del fútbol: Ganar títulos.
En las filas blancas desfilaron jugadores de la talla de Ronaldo –el brasileño, el verdadero-; Fabio Cannavaro (balón de Oro y campeón con Italia); el mismo Zidane, comprado a la Juventus por una estratosférica cifra de euros; aterrizó el más mediático jugador de todos los tiempos, David Beckham; Luis Figo, muy querido en Barcelona por haber fichado con su máximo rival; Kaká, otro balón de oro que llegó al Bernabéu después de haber enamorado y haber roto el corazón a la afición milanista; Cristiano Ronaldo, que llegó al Madrid después de haber pagado una estratosférica suma de 94 millones de euros, justamente cuando la economía mundial apretaba el cinturón; y, ahora llega Gareth Bale, un jugador fino, fuerte y veloz, y que de acuerdo a los medios ingleses, habría costado 100 millones de euros, una cifra escandalosa si se quiere, y que trae a la mesa el dilema si por valer más que Cristiano tiene mucha más calidad el galés que el portugués… En verdad esos dilemas que los estudien otros… sólo el tiempo podrá decirlo y los jugadores confirmarlo.
De esta lista estoy seguro que se me caen algunos que llegaron con carteles de grandes estrellas pero que no rindieron los frutos que la casablanca esperaba que rindieran, aquí caben Anelka, un jugador muy querido y respetado con el Arsenal y se consolidó como uno de los grandes de Europa, pero que se mostró deprimido del fútbol cuando vistió la camiseta blanca; Robben que pasó mucho más tiempo recuperándose de sus lesiones que jugando; y una gran lista de jugadores de clase media que también llegaron a Madrid con la intención de hacerse un sitio y encumbrar al que dicen es “el mejor equipo de la historia del fútbol”… en mi opinión me asaltan muchas dudas sobre esa afirmación. En fin, los habrá buenos y menos buenos, pero muchos no lograron triunfar en Madrid y se fueron por la puerta de atrás buscando nuevos y mejores horizontes.
Con Zidane, el Real Madrid consiguió una orejona –la novena- y quizás el último y más grande título que el cuadro blanco ha ganado, desde entonces se han vivido tiempos de zozobra y de incertidumbre, tapizados únicamente con fichajes estratosféricos y jugadores con carteles de cracks, pero cuya presencia no ha sido significativa para el logro de los títulos que más ansias devoran en el Real Madrid, la Champions League, ese fantasma que le susurra al cuello del equipo blanco año tras año, debacle tras debacle y eliminación tras otra.
Decía Florentino que en el “Real Madrid juegan los mejores jugadores del mundo”, poca razón ha de tener, pues en su rival máximo de liga, están otros que sin ser comprados por una millonada de billetes han logrado marcar una época, una generación, y que no sólo lo lograron a nivel de club si no también a nivel de Selección, y que a su vez opacaron a su rival a base de un juego duradero y espectacular logrando muchos títulos en poco tiempo… tiempo, ese mismo que dirá en un futuro cercano o lejano, si las inversiones en jugadores caros seguirá siendo el génesis de un equipo que perdió el rumbo y se dedicó a gastar para tapar los éxitos de su rival y suavizar la ausencia abismal de títulos, esos mismos que el equipo blanco aspira a ganar en cada temporada, pero le ha impedido ver sus cimientos, formar jugadores para que sean el escudo y la espada de un club, que a día de hoy vive a la sombra de fichajes que siguen sin justificar títulos.