Hace casi una semana la FIFA publicó su Ranking mensual de Selecciones, la nuestra como era de esperarse descendió 8 posiciones, a falta de fogueos internacionales de calidad era más que meritorio. Muchos dicen que es un ranking mentiroso que no demuestra la verdadera calidad de las selecciones, yo creería que al menos para el área de Concacaf demuestra una realidad que no queremos ver o seguimos creyendo que es irreal.
Dicho esto hay que decir que el debut de El Salvador (94°) ante Trinidad y Tobago (87°) demostró que muchos aún, seguimos creyendo que con merecimientos vamos a ganar los partidos, las frases de siempre posterior a los encuentros “jugamos bien”, “merecimos ganar”, “pusimos el fútbol”… son tan solo una utopía para justificar los resultados -malos o menos buenos- y seguir creyendo que nuestros rivales son inferiores a nosotros, pero no vemos el factor preparación, ese que dice que muchos de nuestros rivales de zona han invertido en el fútbol, en la preparación de los jugadores, en mejorar sus condiciones para tener una selección competitiva, nos basta creer que nuestra selección es el génesis y que es suficiente con hacer un buen fútbol, aunque no se gane.
Creo que es momento – y lo vengo diciendo desde hace un par de años- que la afición demande mejores resultados, exija ganar un torneo como éste, el conformismo que se inyecta es el de “lo intentamos, pero no lo conseguimos”, pero creo y hablo en primera persona que ya estamos cansados de que la historia se repita una y otra vez en cada torneo y en cada encuentro que la Selección dispute.
De nada sirve presentar un esquema valiente y ofensivo si en defensa vamos a fallar y vamos a entregar la ventaja, son detalles puntuales que decantan el destino de un encuentro, los errores al final se pagan con goles y en nuestra Selección es asi, desde que tenemos memoria, el jugador optará la mayoría de veces con la más difícil pero la menos indicada, cometemos errores de bulto en la marca, en la transición del balón, posesiones largas en zonas comprometidas, al final son decisiones individuales del jugador pero que terminan por afectar a todo el equipo.
Creo que el merecimiento de haber podido derrotar a Trinidad y Tobago es tan solo un pensamiento que no debe llevarnos al conformismo para aceptar que tuvimos la victoria en nuestras manos, si no que debe ser el impulso que nos guíe a trabajar por ser efectivos en ofensiva, a estar mejor concentrados en defensa y a mejorar los puntos negativos tácticos que siguen apareciendo en nuestros encuentros.
Se viene Honduras, y si, alguien me dijo que estaba “fácil” este grupo, yo le respondí: “Tan fácil, que nos tocará sufrir, como siempre”. Así estamos.