Contundente: “No lo entiendo. He luchado por ellos. Estoy en plena forma. El médico se sorpendió por mi evolución”, comentó Eric Abidal antes de reivindicar que “me siento mejor que hace dos años”. “Ellos no me dieron ninguna razón. Me dijeron que fue una decisión profesional”, afirmó.
La salida de Abidal es un tema tan espinoso y de opinión encontrada para la gran mayoría de nosotros que poco y nada entendemos del porqué hace unos meses el Barca confirmaba su renovación, y hace una semana no se le ofrece más que un puesto intrascendente, y muy lejos del campo de juego, lugar donde el mismo jugador y el cuerpo médico confirmó estar apto para continuar desarrollando su profesión.
La no renovación de Abidal ha propiciado muchas dudas en torno a las decisiones que la actual junta está tomando con la plantilla, pues no sólo la situación del jugador francés genera conspiraciones, si no también la decisión de Valdés de dejar el club cuando expire su contrato. Lejos ha quedado la decisión del club de renovarle cuando su regreso a las canchas fue la mejor noticia que pudo haber recibido, lo mantuvieron en el equipo durante toda su recuperación y su enfermedad pasó a primer plano por encima de los resultados deportivos, el discurso fue ese, y al igual que la enfermedad de Tito la postura fue similar en ambos casos.
La molestia, las dudas y los reclamos de Abidal son obvios, como él mismo dijo: “Forzosamente, se pone en duda mi capacidad para seguir jugando al fútbol”, yo soy la primera persona para juzgar mi estado de forma”. “Primero de todo, no voy a poner mi vida en juego. Es por eso que estoy un poco molesto con la decisión del club”. Razones técnicas pueden haber, quizá el jugador no está para rendir al mejor nivel exigido por el club pero también pudo haber sido ese jugador clave, de vestuario, que propicia la unión y eleva los valores humanos por encima de los egos que tanto daño hacen a un vestuario. Quizá en la parte futbolística el club razonó como empresa, como un negocio que no rendirá los frutos que se desean, pero como personas, con ese valor agregado del que el club presume, se quedaron lejos y muy mal vistos por aquello del lema del club, “Mes que un Club”. Con Abidal era el momento de demostrarlo.