De sufrimiento! Sólo así se puede definir la participación de la Selección de Playa en este proceso clasificatorio para el Mundial de Tahití. Si la victoria inicial ante Jamaica nos hizo soñar, la derrota ante Costa Rica nos bajó de un plumazo a la arena, un abultado marcador que nos puso los pies en la tierra y que nos hizo incluso, dudar si la clasificación al Mundial sería posible.
De sueños está hecho el hombre
Nada se termina hasta que se termina. La Selecta no sólo contó con la “ayuda” de los Estados Unidos para vencer a Bahamas con una goleada, también tuvo que poner muchísimo de su parte para jugar un segundo partido en un mismo día ante Jamaica, claro está que hacer esto en cuestión de unas cuantas horas no es posible sin una gran preparación física, pero sobre todo con la conciencia de saber que te estás jugando el boleto a una semifinal, y que de ahí en más clasificar a la final y con ello lograr un puesto en un Mundial, es tan sólo una utopía por las circunstancias vividas hasta ese momento, pero no por difícil deja de de ser imposible.
El primer paso se cumplió, como un milagro y con una enorme entrega, los seleccionados derrotaron a Jamaica y con ello lograron clasificar a semifinales, la parte más difícil se había logrado, y en la forma en que se obtuvo es todavía mucho más meritorio, 3 goles en los minutos finales del encuentro es una muestra más de la entrega que los muchachos le han puesto a este nuevo proceso clasificatorio.
El Mundial es la meta
Ante México nos enfrentábamos contra un grande en la Concacaf, que había clasificado “fácilmente” y con goleadas incluidas, pero si algo se le puede agradecer a nuestra selección es que desde que lograron esa cuarta posición en Italia, ningún rival es más grande de lo que verdaderamente es, y ellos, con su fútbol saben que dentro de la cancha, es un rival más, no existen nombres ni jugadores, solamente son rivales a los que hay que vencer, con el balón y con inteligencia.
Las figuras
Ningún equipo gana sin una pequeña dosis de suerte, la Selecta no fue la excepción, pero tampoco se puede ganar sin tener figuras. Si Agustín Ruiz no fue parte de los dos encuentros más trascendentales, ante Costa Rica y Jamaica, ante México se notó su entrada, el fútbol cambió enormemente y el equipo se sintió mucho más confiado y con mejor visión dentro del terreno de juego. A ello se le debe sumar la enorme participación de Herbert Ramos, que con sus tapadas ahogó el grito de gol mexicano y nos mantuvo a flote incluso hasta en la muerte súbita por penales. Hoy toca disfrutar de esta clasificación y agradecer a los jugadores, porque el triunfo es de ellos, es la recompensa a su trabajo, al cuerpo técnico, porque con su apoyo y su visión, los éxitos han ido llegando.
No se puede decir más alto ni tampoco más claro, pero: Qué orgullosos debemos estar de nuestros jugadores!