12 de Octubre, Día de la Raza o Día de la Hispanidad, son diferentes denominaciones que se le han dado a esa fecha del calendario, es un día en el que la mayor parte de la comunidad latinoamericana y específicamente en El Salvador se celebra el avistamiento de Rodrigo de Triana a tierras Americanas, quién bajo el mando de Cristóbal Colón allá por 1492 y después de mucho más de 2 meses de navegar las turbulentas aguas del Océano Atlántico, por fin tocaron tierra, a lo que posteriormente llamarían América. Ese día para muchos significa el descubrimiento de nuevas tierras, para otros el principio de la Colonización americana por parte de los españoles y para otros no es más que la invasión a tierras vírgenes que resguardaban incalculables tesoros, que hoy son prácticamente irrecuperables, causando la destrucción de la cultura indígena, sus templos, su conocimiento y su historia.
En El Salvador esa fecha es considerada como una festividad, recuerdo que en mi colegio, ese día no ibamos a clases, pero un día antes se celebraban diversos actos culturales en el que la cultura indígena ocupaba la mayor parte de dichas celebraciones; actualmente, la tradición continúa, a pesar del rechazo de algunas descendencias de poblaciones indígenas que aún siguen vigentes.
El día 12 de octubre estaba marcado en el calendario para ser un día festivo, para disfrutar la alegría de una victoria en nuestro estadio, el Cuscatlán fue una auténtica caldera, era impresionante el ambiente que se respiraba, jamás había estado en un partido como el vivido ante Costa Rica, la afición no dejó nunca de apoyar, el estadio prácticamente estaba lleno, no cabía ni un alma. Los nervios afloraban, el temor era notorio, ganar o ganar era la consigna, no valía el empate y en el peor de los casos una derrota nos estaba dejando prácticamente sin Hexagonal y consecuentemente sin Mundial en Brasil 2014.
Con días de anticipación ya había externado mi preocupación en torno a este partido, pero confiaba en una correcta actuación de la Selecta, del Técnico y de la afición, pero sucedió lo inevitable, mi peor temor se consumó en el Cuscatlán, Costa Rica se llevó la victoria, trabajada con sus recursos, con su forma de jugar al fútbol, con más oficio que con sed de victoria, la que dijeron que era la peor selección de Costa Rica vino y se robó nuestro oro, esos tres puntos que nos harían soñar con el Mundial, ganando, le restábamos importancia al encuentro contra México, pero por esas cosas que tiene el bendito fútbol nuestra Selecta fue prácticamente incapaz siquiera de lograr un empate, después de una primera mitad completamente desastrosa en la que nos dedicamos a jugar al ritmo y al fútbol que los ticos querían, los siguientes 45 minutos no fueron suficiente, ya no teníamos ni las armas, ni la concentración, tampoco la capacidad de serenarnos y construir una idea que nos permitiera darle vuelta al marcador adverso, solamente el corazón y las ganas encumbraron a nuestros muchachos a buscar la hombrada, pero ésta nunca llegó. La lluvia inicial fue quizá un mal presagio, al terminar el encuentro nos llovió sobre mojado, la sensación de vacío, de soledad y de resignación en las gradas del Cuscatlán eran impensadas, el público a mi alrededor entre enojos y en silencio abandonó el Coloso hasta casi 10 minutos después de pitado el final, nuestra fiesta se convirtió en pesadilla, ¿o podría decir en nuestra realidad?
La Selecta está prácticamente eliminada y ni pensando en una hecatombre en el Santos Modelo podríamos recuperar la credibilidad, ya hoy dependemos de Costa Rica, ganando ellos y ganando nosotros, veremos nuevamente por la televisión la Hexagonal. Los ticos se robaron nuestro tesoro, ellos se llevaron nuestro oro, quizá el mejor valor que nos une e identifica a todos los salvadoreños, la Selecta, ese lazo que une a todas las aficiones de nuestro pobre y profesional amateur fútbol ha sido destruido nuevamente, y sinceramente no veo claro el camino que haya que seguir, culpables habrán muchos y casi todos sabemos quienes son, pero mientras ellos no se ocupen para nuestro fútbol, nuestro tesoro seguirá siendo robado por todos los que invadan nuestras fronteras.