Seis años, o diez torneos, no sé qué es más largo, lo cierto es que es mucho el tiempo que tuvo que pasar para que la corona número 15 llegara -por fin- a las vitrinas del nido Aguilucho. La última, la 14 fue en el Apertura 2006, cuando Aguila se impuso 4 a 2 al FAS, con una gran actuación del entonces estrella Alex “el paleta” Erazo, desde entonces épocas confusas se apoderaron del Aguila, torneos mediocres donde no se alcanzó siquiera la clasificación a semifinales, se perdieron 2 finales, en el Apertura 2009 ante FAS por 3 a 2 y en el Clausura 2010 contra Metapán por 3 a 1. Llegó un tiempo de tempestades, ocasionadas por directivos que poco y nada “sabían” de fútbol, Aguila necesitaba con extrema urgencia un título nacional, un grande no puede estar mucho tiempo sin levantar trofeos.
En el camino quedaron jugadores y técnicos, y también directivos que poco y nada aportaron en estos 6 años, la meta es el título, cualquier otra cosa es fracaso, era tanta la necesidad de ganar que llegamos incluso a tener a la base de la selección nacional vistiendo de negro-naranja, pero ésto tampoco fue suficiente por esas cosas extrañas que tiene el fútbol, juntar tanto talento y a los mejores jugadores de ese momento, no dio los frutos que se esperaban, ese equipo también se deshizo y únicamente quedaron los que a “juicio técnico” si daban el ancho para defender los colores aguiluchos.
El actual torneo, no fue la excepción, un nuevo cambio de técnico cuando las jornadas ya avanzaban auguraba quizá una decepción más, y supuso otra dura prueba para los jugadores, pero Víctor Coreas, técnico de casa y aguilucho de sangre pura tiró a la basura cualquier negativismo y derrotismo, ese sentimiento que ya corría por la sangre de nosotros los aficionados, pero, el nuevo técnico sacó al equipo del agujero en que se encontraba, sumando partido a partido hasta terminar 2° mejor clasificado, sólo atrás de un Metapán perfecto durante todo el torneo regular, Aguila ya era un serio aspirante al título.
En semifinales le pasó por encima al Firpo, en una tarde inspirada -quizá, para mí el mejor encuentro que le había visto jugar al Aguila en mucho tiempo- el 4-0 de la ida fue lapidario y el boleto a la final se terminó de conseguir en el Barraza aunque el encuentro de vuelta se perdió 2-1, el objetivo final se había conseguido, faltaba solamente dar el último paso para regresar al trono de la victoria, ganar el último partido del torneo, el más difícil, el que te da la gloria para el recuerdo, o el que hace que nadie lo quiera recordar.
Tarde calurosa, estadio casi tapizado en un 70% de color naranja, la fiesta estaba servida, los anfitriones desenfundaron sus armas y comenzaron a utilizar todo su arsenal, Metapán se adueña del balón y de las acciones, Aguila sabe que su rival está muy bien armado y mejor conjuntado, pero el contragolpe aguilucho es mortal, su defensa es un muro demasiado fuerte de romper para los caleros. Primer contragolpe mortal, Mardoqueo abre para Irza Santos en la banda, éste pone un pase de oro para Osael que encara a Montes, penal, el mismo Osael hace justicia y marca el primero de la tarde, el estadio estalla, lo mejor está por venir.
La segunda mitad sería más de lo mismo, Aguila esperando contragolpear mientras Metapán se atasca una y otra vez con pases y centros demasiado sencillos para repeler, balón rechazado, otro contragolpe mortal, Osael -alma y vida de este equipo- galopa por la banda derecha, veloz como un rayo, sirve un pase milimétrico para el cierre y definición de Nicogol -hombre gol del torneo- el segundo de la tarde teñía color naranja la celebración, el objetivo está más cerca, la gloria se acaricia con las manos.
Edwin Portillo modificó el tablero, cambios oportunos, gol de descuento, la afición lo siente, Aguila se hace más fuerte, Anaya se convirtió en un bastión atrás, Mardoqueo ordenado, Romero suplió con nota a Glauber lesionado, y Benji, salvó lo que tenía que salvar, el Aguila fue un equipo, un conjunto maduro y dispuesto a luchar por salvar su ventaja, no desfalleció en los momentos que más se sufrían los ataques caleros, luchó por defender su corona, con sacrificio, con entrega. La número 15 ya descansa en el Nido Aguilucho