El Manchester City, perdió nuevamente la oportunidad de seguir en la pelea por alcanzar al Manchester United en la cima de la clasificación, distancia que hoy es de 8 puntos, luego de la derrota que sufrió ante el Arsenal y de la victoria del United ante el QPR, que pone en serios aprietos a los citizens de cara a conseguir un trofeo este temporada.
Fuera de Champions, de Europa League, la Premier es el objetivo primario para salvar la desastrosa temporada que los celestes del City están teniendo, problemas en el vestidor, un entrenador que hasta el día de hoy no sabe dar la talla cuando se presentan situaciones que requieren su firmeza como tal, pero que además, no ha sido capaz de encontrar un “equipo suplente” que de la cara por los titulares, que tampoco ha podido gestionar un vestuario tan difícil y mucho menos ha podido gestionar las rotaciones cuando la temporada se torna pesada para las piernas.
Mancini podrá ser un gran técnico, pero en el City, desde hace ratos que su permanencia está en desequilibrio, al menos en mi opinión, no ha sido capaz de manejar un equipo con tantos y muy buenos recursos, con una plantilla exageradamente rica en técnica y con muchas opciones tácticas diferentes al juego de contragolpe que en muchas ocasiones propone el técnico italiano. Contra el Arsenal, fue la muestra más clara de ello, un planteamiento pobre, considerando los nombres que tenía en la cancha, pero que fue destruido por la inoportuna lesión de Yayá Touré –quién es alma y vida en este equipo- y que con su salida y la entrada de Pizarro perdió más de lo que ganó, el chileno no pudo ejercer de timón en la media cancha y esto al City al final del encuentro le pasó factura, sin Silva y con Tévez en el banco, no fue hasta el límite del minuto 80 que por fin se decidió a dar entrada al argentino, pero con todo y más, era Mancini el que se mostraba satisfecho con el empate que hasta ese momento se estaba cocinando. El gol de Arteta fue un baldazo de agua fría que ni el mismo técnico italiano se esperaba, jugó con fuego durante casi 90 minutos intentando sacar un empate, pero que pudo convertirse en goleada de no tener tan mala suerte y muy pésimas definiciones los jugadores del Arsenal.
Mancini demostró una vez más su preferencia por Balloteli, perdido e intermitente, que se jugó la expulsión desde los primeros minutos del encuentro, y no fue hasta los minutos de descuento que se ganó la roja, una más para el italiano, que aún hoy sigue sin entender que en esto del fútbol se necesita profesionalidad si te dedicas a esto, sino, pasa lo que pasa, Mancini no lo pondrá a jugar más en lo que resta de temporada, y eso a expensas de la sanción a la que pueda verse obligado a cumplir, si la federación inglesa entra de oficio por las entradas brutales durante este encuentro y que el árbitro central ni sus ayudantes “lograron ver”.
¿Puede ser esta, la última temporada de Balotelli y la salida inminente de Mancini?
