El Barca tuvo otra de sus tantas noches mágicas, no solo en Champions celebra y juega de ésta forma, también en La Liga y sobre todo ante el super rival el Barca ha demostrado que los 6 títulos no fueron pura casualidad, que los 300 kilos gastados por el Madrid no hacen más que maquillar los triunfos catalanes a fuerza de dinero. Ni eso bastó para que el Madrid lograra detener la maquinaria azulgrana, ni CR9, ni Arbeloa -el antiMessi- ni San Casillas, mucho menos el goleador Higuaín, a quienes se aferraban para dar el “golpe de autoridad” en la liga.
Pep nuevamente sorprendió con la alineación, con 5 defensas -3 centrales- Puyol, Piqué y Milito, en el lateral izquierdo Maxwell -que ha respondido con creces la ausencia de Abidal- y Alves por la derecha, Busquets, Xavi y Keita que nuevamente se hicieron los bigotes en la media cancha, manejando el balón, metiendo presión y poniendo el músculo, y adelante un Pedro que inició un tanto nervioso a mi parecer y Leo Messi, que pone a temblar a cuánto rival se le cruce tan solo con recibir el balón.
El Madrid intentó hacer lo mismo que en el Camp Nou en el encuentro de ida, y solo pasaron alrededor de 15 minutos para que el Barca lograra entrar en calor, se adueñara del balón y se plantara en la cancha a hacer lo que mejor sabe, dormir a su rival y encontrar el espacio para la anotación. Pero justo cuando el Madrid tenía un mejor dominio del encuentro Messi creó una pared con Xavi y éste le devolvió un obsequio en forma de medio gol, para que el argentino dejara regado a su marcador y batiera a placer a Casillas, el partido ya tomaba forma para el Barca. El Madrid presionó e intentó, pero fue solo eso, querer y no poder, y el primer tiempo se acabó.
En la segunda mitad más de lo mismo el Barca definitivamente puso sus condiciones y manejó a placer el encuentro, toque por aquí, toque por allá, y el Madrid sólo la ve pasar, pase filtrado para Pedro, definición con pierna izquierda y a cobrar, el segundo de la noche. Con el gol desapareció Cristiano, y en las pocas que tuvo, se estrelló contra Alves, Piqué, Puyol y Milito, el relevo fue arma importante para repeler la contra del equipo blanco y el planteamiento y concentración defensiva de los jugadores catalanes fue vital para mantener a raya a los atacantes más peligrosos del conjunto blanco.
El partido fue eso, un intento por parte del equipo blanco, pero faltó solo que al Barca se le calmaran los nervios iniciales para contener y maniatar a su rival que no tuvo más opciones que ceder ante la superioridad individual y colectiva del Barcelona, y que tuvo en el arco a un Víctor Valdés que sin mayores problemas resolvió lo poco que tuvo que detener.
La Liga no está ganada pero es un golpe de moral que seguro elevará aún más el ánimo del equipo, sobre todo porque bajaron a su principal contendiente, y con el 0-2, dejaron al Real Madrid más pálido que su camisa.