La puja por la liga española, según los medios españoles y del mundo futbolístico, profesaban que sería entre los 2 grandes del futbol de España, el F.C. Barcelona vigente campeón, y el Real Madrid, que a costa de 300 millones de euros, pretende hacer gala de su superioridad.
Pero, no contaban con que “el resto” de equipos, siempre tendrán algo guardado para partidos difíciles, ya le tocó al Barca ante el Almería, que apenas y le anotó un gol, ahora le llegaba el turno al Real Madrid, y nada más que ante el Sevilla, sin duda una prueba de fuego para el equipo dirigido por Manuel Pellegrini, que dicho sea de paso, no contó con su máxima figura Cristiano.
El Sevilla se plantó en su cancha, como el grande e hizo ver tan infimamente pequeño a un Real Madrid, dirigido por Kaká que nunca encontró asociación con Raúl ni Benzema, mientras Guti, como es su costumbre, se tiraba a la piscina y se agarraba de “las greñas” (pelo) con los jugadores del Sevilla, aparte de perder una y otra vez el balón por pases mal dirigidos.
El Sevilla avisó, y puso a temblar a la defensa madridista, Marcelo dió vía libre y su carril fue una autopista para Navas, que le hizo una y otra, y le dejó la cara pintada en el gol, Marcelo quedó retratado, esperó el centro mientra que Navas se la jugó a buscar el balón y un fortísimo cabezazo se la clavó a Casillas para adelantar al equipo local.
Reanudada la segunda mitad, Renato se perdió el 2 a 0 ante una magnífica intervención de Casillas, -cuando no- y ésto aumentó las esperanzas del equipo blanco, que consiguió el empate a través de Pepe.
El Sevilla parecía naufragar en la cancha y no le encontraba la vuelta al partido, y justo cuando mejor jugaba el Madrid, encontró el Sevilla un adormecedor, entró Kanoute y Capel, y el equipo ganó en profundidad, a punto estuvo Kanouté pero el disparo se fue abierto, era el ultimo aviso, la otra no perdonaron, un centro colgado la cabeceó Renato, solo ante Casillas y puso el lapidario 2 a 1 ante la tristeza y decepción del Ingeniero Pellegrini.
El Madrid luchó contra el reloj pero el equipo sevillista, lo despojó y lo desarmó una y otra vez ante los intentos del equipo blanco y demostró que los partidos se juegan 11 contra 11 y que el buen juego de equipo prevelce sobre las individualidades