Nuestras elecciones presidenciales ya son historia, al igual que lo fue su resultado, ya que ante la inconformidad y la tristeza de unos fue la alegría y satisfacción para otros al ver que luego de 20 años de permanecer en la dirección de nuestro país, el partido de derecha perdió en las urnas lo que hubiera sido una de sus victorias mas sufridas, y finalmente el partido de izquierda logró consolidarse como la mayor fuerza política del país y lograr proclamar a su candidato Mauricio Funes como el nuevo Presidente de El Salvador.
Si bien la lucha fue feroz y dura, en la que ninguno de los dos partidos se guardó nada para el recreo, pues como lo decía en otros posts anteriores, estabamos siendo bombardeados día y noche por la publicidad electoral, en radio, TV, periódicos y hasta en internet en algunos sitios que proveen espacios gratuitos a los usuarios, como HI5, Facebook, entre otros, pero a parte de todo este boom publicitario suscitado durante los ultimos meses, también se registraron algunos hechos de violencia por parte de los seguidores de ambos bandos, que fueron el punto negro de todo este proceso electoral, al igual como también lo fue la campaña destructiva que utilizaron ambos partidos para intentar denigrar a su oponente y hacer nacer el miedo y la incertidumbre entre los gobernados.
Muy a pesar de ello, la democracia se hizo valer mediante nuestro voto, y al final los resultados hablan por si mismo, la izquierda obtuvo la mayoría de votos, según datos confirmados por el Tribunal Supremo Electoral, en el que se otorga la victoria al partido de izquierda.
A pesar de las acusaciones de que podría generarse un posible fraude a raíz de emisiones ilegales de DUI´s (Documento Unico de Identidad) a extranjeros, el proceso electoral se desarrolló con absoluta normalidad en el que la calma fue desapareciendo conforme caía la tarde y se iniciaba el conteo de los votos.
Al final de todo, con éste resultado se genera un cierto temor por parte de los electores perdedores, a raíz de la tendencia política del partido vencedor y de la posible incidencia de otros gobiernos izquierdistas en el desarrollo económico de nuestro país.
En mi opinión considero que ésta es como la punta del iceberg al que hemos llegado en el cual, la mayoría de la población decidió que nuestro país necesita un cambio en la dirección del mismo, y ahora que estamos en la cumbre solo queda que el gobierno entrante luche y trabaje por el pueblo, y que cumpla con lo que prometió con la campaña.
Desde mi punto de vista es una buena oportunidad para la implementación de nuevas formas de gobierno, de nuevas técnicas económicas para generar nuevas oportunidades y lograr un desarrollo mayor en las bases de nuestro país, un país que económica y políticamente se encuentra dividida, tal y como lo han demostrado los resultados de estas elecciones.
Si bien la tarea que encuentra el gobierno entrante es un tanto dura, el tratar de unificar a todos los sectores de la sociedad, políticos y económicos quizás a largo plazo depende del cumplimiento que le den a las promesas electorales, a la credibilidad que sus funcionarios demuestren en el ejercicio de sus funciones, a la capacidad de sus aptitudes y sobre todo al nivel de conciencia pública que deben demostrar y evitar de esta forma la burocracia extrema y la falta de servilidad social que algunos de los actuales funcionarios demuestran hacia éste pueblo que los había respaldado por 20 años.
El pueblo ya hizo su parte, ahora es su turno.