El partido entre la Selecta y Trinidad acaba de finalizar, aún no me recupero del nerviosismo que me ocasionó la remontada majestuosa de nuestros guerreros, sin duda la figura de la noche fue Osael Romero al marcar los 2 goles del empate de tiro libre, recurso utilizado una vez y otra vez sin obtener hasta ese momento ningún resultado positivo.
Fueron 90 minutos vibrantes, en los que la Selecta demostró que al jugar con ideas, con fundamentos, con lucha, entrega, coraje, valor pero sobre todo con amor a la Azul, se pueden obtener buenos resultados aunque el rival sea de mayor fuerza física, de mayor estatura y mejores condiciones, tal y como se demostró esta noche en nuestra capital salvadoreña.
Con el primer gol, las ideas se vinieron abajo pero nuestros muchachos siguieron intentando una y otra vez aunque sin resultados favorables, hasta que llegó el segundo gol de los trinitarios, por una dudosa falta cometida en el área salvadoreña, el Chiquidrácula pitó penal y con él estaba sepultando nuestras ilusiones de al menos siquiera empatar el partido; aún con el viento en contra no se vinieron abajo las esperanzas cuzcatlecas por lograr revertir el marcador adverso.
Con el segundo tiempo vino más y más de lo mismo, control de balón salvadoreño, pero sin ideas en el ultimo tramo de la cancha, con tiros de larga distancia, estrellados uno tras otro contra los jugadores o contra los graderíos.
No sin antes salvarnos de lo que pudo ser un 3 a 0 sepulcral, apareció éste joven, quien acarició el balón para colocarlo entre el defensa y el portero que se reclamaron uno a otro por no haber evitado lo que hasta el minuto 82 supondría el descuento salvadoreño para el 2 a 1.
El aluvión salvadoreño se veía venir, mientras los trinitarios reventaban toda pelota que se cruzaba por su cancha, y de tanto ir el cántaro al pozo que al final el tan ansiado empate llegó en el minuto 49 en lo que fue la ultima jugada del partido, nuevamente colocó la pelota en la entrada del área y con un sutil toque la colocó al palo derecho del portero quien logró tocarla pero no evitar que se introdujera en la meta, colocando así un justo empate que sabe a victoria por lo sufrido que se presentó éste partido.
Sin lugar a dudas mis lágrimas corrieron de mis ojos por tercera ocasión por mi querida Selecta, la primera cuando nos quedamos eliminados para el Mundial de Francia 98 en la hexagonal final, la segunda, cuando eliminamos a Panamá el año pasado en un partido clasificatorio para ésta hexagonal y ahora, con este empate que nos regalaron.
Ahora me iré a dormir más contento que molesto pensando en que en marzo vendrá Estados Unidos y estaremos ahí en el graderío apoyando a nuestros jugadores.