Mientras mis ojos recorren la habitación de un lado a otro, buscando desesperadamente tu atención, confinado al rincón de tu abandono me encuentro bajo las sombras, inconfundible y sin reparo, sintiendo partirse el corazón de desaliento, intentando volver la mirada al camino dejado atrás.
No va mas, la intención de desaparecer, de huir, de volar al espacio y perderme entre el silencio de la noche y vagar entre las estrellas y olvidarme de mi vida, de mis amores, de mis metas y mis ilusiones.
Hacia dónde ir?
Sin camino, sin rumbo, sin dirección… cobijado por el frío nocturno que me aqueja, empecinado en volver a lo que fue, en retornar a tus brazos, y sentir tus manos lerdas junto a las mías, y descubrir que mis lagrimas han dejado de nacer.
Infortunado en mi suplicio, guardo la esperanza de tejer bajo mis pasos el camino que me lleve hacia la luz, encarnada entre mis huesos la tristeza que me aqueja, y me mata por momentos.
Lamentos corren de mi boca, suspiros desvanecidos en el aire, constantes desvaríos que sucumben en mi memoria, y los recuerdos incesantes de amargo sabor se deslizan por mis ojos lentamente mientras tu mirada recorre otros lugares de tu ensueño.
Bajo la triste luna que despunta en el firmamento, las estrellas danzantes se sitúan como un camino sobre el mar y la lejanía a que me obligas, ya me ha dejado sin brillar
En tu lecho descansas sin saber de mis pensamientos nocturnos, sin saber de mi pasión desenfrenada, sin pensar en mis palabras crueles, llenas de angustia, ardientes de deseo, frías sin tu calor.
Mañana despertarás y veras la luz del sol cruzarse por tu ventana, quizás junto a tu cama encuentres mi cuerpo adormitado, y pienses en el beso que no me quisiste dar, en la caricia que no quisiste recibir, en las palabras que no quisiste escuchar, tal vez aun sea tiempo de recobrar lo perdido, pero lo perdido ya se fue y no volverá, si para nacer hay que morir y viviendo hay que morir.